A. Cuenca

Mis entraƱas en tus manos...

Ya no tengo con que coronar tu existencia;

has dado todo de ti para complacer la mía.

…y tras intentos por tu parte de aguantarme,

has venido fracasando a pesar de hacerlo con tanto amor.

 

Mi lucha ha sido cuna de la amargura;

buscando un mejor pasar para ti y nuestros hijos;

he vivido sacrificando momentos que mas adelante creí poder compensar.

Sabiendo de ti estar más que enamorado;

creí que por sentir como yo siento por ti, nunca te irías de mi lado;

y ahora recién caigo, que existe algo que en una mujer se llama “cansancio”

y que hasta ahí  les llega el amor, y retirando su corazón del amor mas fuerte del mundo…

caigo en un pozo del cual si tu no estas no sé salir.

 

Te has retirado de mi vida,

y si bien entiendo tus razones, y dices no ser rencores,

me hablas del pasado que ya no puedo cambiar.

Me reiteras haber avisado a tiempo que esto podía pasar,

pero solo puedo hacer del hoy un mañana perfecto;

amarte como he debido en cada despertar,

y construyendo con todo lo ya logrado, mas amor para darnos.

 

Voluntariamente te mantuviste presa de mi voluntad,

mientras yo hacía lo que creía correcto;

luchar como padre perfecto, por un bienestar para nuestra familia.

...y si bien hoy te quejas y me respondes que aceptas tu parte de responsabilidad,

atas mis  manos y me abandonas sin que yo pueda actuar.

 

...y sigues tu marcha, aplicándole dolor a mi alma en llamas,

que te jura y se desvive por hacerte entender;

que si equivocado estuve por amor,

por amor también podré cambiar para no perder a quien tanto amo;

y no es que el cambio sea doloroso, doloroso es no tener oportunidad de cambiar

para hacerte volver a mi lado, así poder volver a sentir, ese amor que me hace soñar.

 

Te vas alejando, diciendo por mí no querer volver ni sentir más;

y entre llantos, angustia y dolor, mi alma se arruga,  y lentamente me deshace el corazón.

Cada parte de mi ser se va muriendo,

y entre manotazos y gritos de auxilio, meto más la pata, 

porque mi intento por hablarte de amor y lo que siento por ti, hoy es acoso,

pero  la cruel realidad es que solo soy yo quien lucho por ser feliz junto a ti.

…y con mis entrañas en tus manos, desgarrando lo poco que queda de mi,

con un cuchillo sin filo esculpes en mi corazón un adiós que sangra,

mientras veo con impotencia y sintiendo morir, tu frío y doloroso partir.

A.Cuenca.