CARLOS ALBERTO BADARACCO

SUEÑOS Y RELATOS


 

Mis pies tocaban la tibia arenisca de la playa

con las sandalias que arrastraban el  sílice y el cuarzo.

Eran una interminable sensación de temblequeos las olas

que golpeaban las rocas disonando.

Túnicas de seda bajaban del cielo

y se hundían ondeando bajo las aguas.

Allí las sirenas serpenteaban,

sus colas arrasaban con moluscos y crustáceos.

Caían vagos puntos de brillantes oros

y también se sumergían bajo las olas.

Debajo de mar, se iban tejiendo pensamientos,

idílicos encuentros con otros colores.

Luciérnagas marinas se lanzaban entre brillos

con fulgores que azotaban las honduras marinas.

Aparecía de repente entre sueños sin sentido

La Place de L’ABEÉ BASSET y los escalones al más allá.

Las promesas se hundían allí también en el mismo Sena

que las arropaba con finos tules del Notre Dame.

Remataban las rocas donde las imaginaciones dormían

entre crespones de cintas negras que el luto exigía.

Habían bellas promesas que de los cielos caían

repartidos entre el mar y el Sena.

El sueño finalizó.

 

CARLOS A. BADARACCO

29/4/14

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