A. Cuenca

La felicidad de lo vivido

Ya no te llamo...tanto, me he hecho a un lado para recordarnos…

Aquel primer instante, el momento de inicio de nuestra vida juntos…

El vibrante nerviosismo en tu mirada, tus ojitos negros que no parpadeaban,

y mi postura ridícula de gallito que conquistaba a su dama.

 

Nos presentaron de manera inusual, y te sonrojaste sin remedio,

el momento ideal para introducirme en mi mejor momento.

Solo bastó que tus compañeros de trabajo me amenazaran si te hería,

entonces me di cuenta lo que ya en si valías,

…y me adentré en las sombras con total valentía.

 

Dotado por los daños que por años me dejó la soledad,

desde ese momento ya no me separé de ti.

…Ahhhh, los nervios!!!, el éxtasis detrás de aquel primer beso,

el sabor inexplicable que me acompaño a mi solitaria casa aquella hermosa noche,

que entonces llené de renovante y hermosa esperanza.

…y sin saber lo que vendría, a tan solo siete días te propuse matrimonio,

en un vuelo en avión, yo volado hasta los pelos, volaste tú también,

respondiendo con un “SI” a mi osado desafío…

Que habremos hecho!!!???

Pero sin duda alguna continuamos con lo que nuestros corazones creyeron sentir.

 

Y así comenzó nuestra vida, en eufórica e incierta alegría.

Tomados de la mano y amor prometedor mediante,

encarnamos vida con casamiento programado de inmediato,

y una vez casados nos enteramos que vendría el amor verdadero,

responsabilidad de padres de construir el nido antes de la llegada de su primer pichón.

 

Y nació nuestra amada hija, producto de nuestro naciente amor en crecimiento,

…y solidificando con orgullo nuestro amor,

me babeé literalmente sobre nuestra hija luego de presenciar su nacimiento;

y entre dolor y valentía, tu entregaste alegría dando a luz, y vida a mi vida.

 

Los años pasaron, cumpleaños felices mediante, orgullo infinito de padres.

La familia más grande que alguna vez existiría, era cielo tocado con las manos

era el universo entero a nuestra disposición;

llenos de deseos y grandeza hasta su primera voz, y luego sus pasitos…

Baba, baba y mas baba, pañales para mi boca…fortuna para mi alma…

Amor y mucha lucha, ausencias y presencias desencontradas,

queriendo volver al nido constantemente, mientras tú, mamá de alma,

me hiciste feliz por saber haber elegido bien.

 

Tres años pasaron y la doble ilusión se presentó,

naciendo en nuestra propia cama nuestro segundo gran amor.

Teniendo el honor de recibirlo yo mismo y depositarlo sobre tu pecho.

Otra nueva espera, a palabras, a pasitos, a más vida, a más ilusiones y más lucha por amor.

 

Que grande nuestra historia!!!

Hay muchos placeres detrás de lo logrado, aunque no los veamos a tiempo…

Esposa de corazón, madre de alma, completa como nadie,

…y con gran orgullo hoy comparto mi vida e ilusiones,

…playa, arena, escuela, cantos, almuerzos y cenas, amigos, fiestas y risas.

Mucha lucha, lagrimas con éxitos cantados y algunos ni tanto,

fracasos, triunfos y mucho más llenan hoy mi espíritu con alegría;

haber vivido y entregado mi alma y vida fue un honor y éxtasis,

porque después de lo vivido, nadie quitará de mi memoria este mundo de recuerdos divinos.

 

…y a pesar de lo que pase desde ahora en adelante,

lo que tengo en el alma me lo llevo hasta la muerte,

izando la bandera del orgullo al paso de los años,

viendo crecer desde mi mundo, el amor que quedó como resultado…

Todo el sacrificio con amor detrás de nuestros logros,

 y la sensación de haber vivido eternamente este finito tiempo.

 

Buscaré hasta el último momento y sin tregua,

revivir siempre contigo la pasión ya vivida,

que brote este amor desde mi alma eternamente,

dejándolo todo, para saciar todo y más de lo que ya por ti siento.

 

y si algún día me voy yo primero, a esposa e hijos digo;

den por hecho que desde el otro lado, con mi amor infinito,

estaré entre ustedes esperando como el viento,

para reunirnos en el mundo de lo perfecto,

y así darles aquel resto de amor que aquí en este mundo imperfecto, no se ha logrado.

Amilcar Cuenca.