Malvina Villegas

Abondono de esencia.

¡Oh, amor!
Te he visto recorrer los caminos de mi mente,
perdiéndote en las penumbras de lo que solía ser tu hogar,
tu sitio voluntario y no por recordarte.
He sentido aquel aroma penetrando por entero mi cuerpo,
adueñándose de lo que ya es dueño, aún sin tenerte aquí
convirtiendo mi rutina en los pasos que no das,
en el eco del adiós que resuena sin firmeza cuando tus labios lo dijeron.


¡Oh, amor!
Te he soñado en mis adentros como el paisaje a conocer,
nuevamente a descubrir,
como caballero sin rostro
reconociendo sólo el alma que te acompañaba
en los principios de aquel amor,
¿recuerdas?
He volado de la mano al olvido creciendo a diario junto a ti,
desintegrándome en el aire cual mota de polvo sin valor,
ahuyentando así la vida,
siendo más materia que mi propio ser.


He sabido amarte a la luz de la luna
y a los ojos de quien supo admirarnos,
mas hoy del silencio y a oscura
depende la vida de él.

 


Te aseguro, amor mío, tu sonrisa de papel y tinta
da vida a mi resistencia.