A. Cuenca

Secuelas de un amor roto

Hoy salí de casa una vez más, tratando de distraerme,

Buscando una salida a un ahogo que no he logrado consolar.

Camino mucho! Hago cosas que me supone permitan olvidarte,

pienso y busco en mi mente cosas que puedan ayudarme a desenamorarme;

tratando de ser lo que otros llaman ser realista, y dedicarme a otra cosa que no sea pensar en ti.

 

No creo que se trate de adaptarse, uno jamás olvida a un ser amado cuando lo sigue amando,

tampoco tiene que encontrarse con sus defectos para poder liberarse de ese afecto,

Y disipar la angustia es una mentira que nos lleva nuevamente al dolor.

 

Y se va yendo la vida, mas lentamente, mas angustiante,

los sueños se disipan, se hacen ausentes las alegrías,

las sonrisas se fingen y las charlas con otras gentes se acortan,

buscando escapar sin rumbo, porque se ha roto el timón de la vida..

 

…y la vida sigue, distinta, mas amarga, solitaria, cabeza gacha;

hombros encogidos, mente confusa, el corazón no se siente y el alma yace casi muerta.

…y para que decir lo que todos dicen, si en realidad la vida “no sigue”.

La vida termina si no hay sueños, si se acaba la esperanza y las ganas de hacer mas.

Mi vida terminó cuando mis sueños del comienzo llegaron al final;

y entre lágrimas y llantos espero tu regreso para vivir una vez mas,

dejando la última chispa que pueda reavivar el fuego ardiente de este amor.

 

La vida es eso para mi, llegar a casa sin pretender entender por quien te levantas día a día,

Pero mis días de agonía se van lento y los años se van rápido, consumiendo el alma.

La angustia va dejando sus secuelas, visibles en todo el cuerpo;

y mientras por dentro se debate la existencia, por fuera se ve su efecto.

 

Ya todo lo que creía cierto es obsoleto, mi prepotencia ya sumisa me pasa la cuenta,

Mi despotismo se esconde como niño asustado debajo de una mesa,

apenas asomando los zapatos quisiera yo darle el escarmiento…

y mi sufrimiento paga sin lograr desquitarse,

aguantando el dolor a cambio de las consecuencias aún ocultas.

 

 

Nos vamos a enfermar de angustia, por no agarramos de lo aprendido y comenzar de nuevo,

reintentarlo, con respeto, con valor y valores, aprendiendo la lección que dejó nuestros defectos.

afrontando la vida juntos, por ser la familia cuna de la fortaleza…

 

Ya hace tiempo que andamos solos, sin saber uno del otro,

hasta desprotegidos diría, en este mundo que se traga a los debilitados;

…y pensar que éramos tan unidos…

Yo te adoro, y no quiero sufrir más, ya me di cuenta que tenía más de lo que necesitaba,

Y ahora aún me contento, cuando a veces vienes y te vuelves a ir,

mirando desde lejos tu indiferente retirada,

te sigo con mi alma, acariciándote con la mirada,

mas allá de la distancia que me permite verte, hasta dejar mis lágrimas caer otra vez.

Amilcar Cuenca.