L. Roberto M. Uriostegui

Callando los esclavos

¿Cree usted enserio señor mandatario

que callando nuestras bocas 

e inundando nuestras calles

podrá a todos silenciarnos?

Estáticos, callados como muertos

pero eso sí enmielados sin tormentos.

¿Cree usted enserio señor mandatario

que su pueblo abandonado apoya

las inequidades que aumentan?

Pero es normal que no se asombre

pues ante cualquier temor se esconde

el hombre que dar la cara nunca puede.

Cerrando a fuerza nuestras puertas

cortando cables de intelecto, perfecto

así se arreglan los problemas de la patria.

Miren, como hacen parecer que la mierda

se convierte en oro con sus materiales plagios

ahora, lance usted la primera piedra

acabe con suave efecto las risas traicioneras,

pues parece, señor mandatario, que no tiene pecados.

Olvidábamos tener como líderes

un tropel de putos magos

puros inestables pensadores

que valientemente luchan contra el pueblo.

Callando los esclavos no borra la mancha

quitando la evidencia no quita cerebros,

pues la sangre derramada, ya coagulada es tan ancha 

que ni usted ni nadie más puede quitarla.

Mi patria, señor, hoy clama por justicia

pero no tiene sentido, está herida, callada,

ultrajada por un tropel de políticos mierderos

que buscan enriquecerse a sus anchas.

 

No a la #LeyTelecom