Alfonso J. Rodríguez M.

TE NIEGAS A MORIR

 


Trémulos son tus cantos ¡Oh! mi río

apacible tu andar y acompasado

ya no tienes la fuerza del pasado

tu caudal es apenas un vestigio.

 

Desde tu cabecera surge el llanto

que causan las heridas clandestinas

hay potentados con manos asesinas

represando las aguas de tu encanto.

 

Castán, fuiste en tus márgenes bravío,

la espesa fronda fue tu compañera

te niegas a morir ante la ciega

indiferencia de todos vuestros hijos.

 

Tu cauce es un lamento sostenido

cuando de sol se baña tu ribera

no es posible que por desidia mueras

y tu pueblo se quede adormecido.

 

Si la justicia vuelve en tu remanso

a reflejar el verde sembradío

es porque se logró salvar un río

que no quiso tener paz ni descanso.