LIZ ABRIL

IMPRESIONES

 

No tengo la certeza, sólo la impresión...

de que si tuviera que traducir

el lenguaje de tus gestos,

de tus miradas o de tus manos

acariciando mi rostro...

hoy, me hubieras dicho:

“¡Qué suerte! ¡Te encontré!

Creí  haberte perdido... (tal vez entre la gente)

pensé que te habías ido en un descuido

atrás de otros sueños,

que tal vez por buscar alguna fantasía...

Quedaste atrapada por una promesa.

O te perdiste en otro recuerdo.

Pero... ¡de golpe!... ¡estás! ¡Has estado siempre!

Y  hoy te descubro acurrucada entre mis brazos.

Realmente tenía miedo de que no volvieras

y me da alegría... porque eres muy importante...

¡Qué bueno que te  hayas quedado!

No quiero que te vayas... quiero disfrutarte...

Te necesito y quiero cuidarte,

No sé si te amo. Aún no sé qué siento...

¿Te amaré? ¿Estaré enamorado?

realmente hoy, si quisiera amarte”

Y por si te preguntas que pensaba yo,

por si acaso mi asombro, mi extrañeza o mi preocupación

no se traslucía en mis gestos, te diré qué pensé:

 ¿De qué lado de la cama se levantó hoy?

¿Se habrá golpeado con la mesa de luz?

¿Por qué siento que esta vez me extrañó?                                                                     

No soy suya, él no es mío, ¡pero qué bien nos complementamos!

¡Esto va más allá de hacer el amor!

¿A qué se debe toda esta ternura?

¡Está enfermo! Por favor... ¡llamen a un Doctor!

Tal vez mis códigos estén algo atrofiados

o tus códigos no sean iguales a los míos,

tal vez el mensaje que recibí no está bien traducido,

O es sólo traducción de un íntimo deseo.

Tal vez mis ojos interpretaron mal tus miradas,

tal vez mis ojos interpretaron mal el lenguaje de tus gestos...

No lo sé.

Pero tu boca... tenía hambre de mis besos.

¡Y te sentí tan cerca! ¡Cómo hace mucho tiempo!

en cuerpo y alma...

y con tu voz susurrante repitiendo

“te necesito, quería que vinieras esta tarde”

¿Importa acaso el lenguaje de tus gestos?

 Puedo equivocarme, más de una vez, así lo he hecho,

Creer que piensas una cosa y  piensas todo lo contrario.

Pero yo, que he pasado gran parte de mi vida

sintiendo que TE AMO, que lo he dicho

y que lo he demostrado,

sentí que eras como un espejo

y ese amor estaba reflejado en tu cara,

en tus ojos, en tus manos...

Que mientras repetías: “mi amor, mi amor, mi amor”...

Realmente me decías: “SI, TE AMO”