A. Cuenca

Perdido entre un adios y un te amo

Oh! alma mía; destinada a sufrir por quien amé y perdí, 
a ti en esta hora sombría dedico el dolor;

Y con palabras llenas de verdades, escribo en una pantalla mi triste poema de amor. 

 

Emerge tu recuerdo en mis noches solitarias que parecen infinitas a la hora de dormir,

y mi lamento obstinado me lleva al insomnio que no te quiso ver partir.


Abandonado como algo obsoleto, siento dolor en el alma,

y quisiera ni pensar que ya te fuiste de mi lado.

Sobre mi almohada llueve ferozmente, salitre del alma ahogada

Y el frío del abandono se siente como espinas en mi corazón desnudo. 

En ti se acumularon mis desperfectos creando garras y alas para levantar vuelo. 
En mi se acumuló el amor que quiso siempre vernos perfectamente unidos. 
Todo lo malo vivido te tragaste, creando lejanía, acumulando rencores. 
que con el tiempo crearían el impensado distanciamiento. 

Tuvimos alegres horas de asaltos y besos, 
turbiamente embriagados por amor y la incandescente llama de nuestros besos y abrazos;

donde se fundieron el amor, la pasión y el rencor.

Estoy muy mal herido, pero aún no muerto, luchando contra tu distanciamiento.

…y perdido entre un adiós y un te amo, voy descubriendo tus heridas y disculpándome por ellas.

…pero parece no tener efecto cuando ya no hay amor;

te ceñiste al dolor y te aferraste del deseo de marcharte,

e impreso en tu alma ya existe el no poder volver a perdonarme.

 
Te tumbó la tristeza, todo tu amor naufragó,
… y traté de hacer retroceder las sombras, 

… y fui tan lejos como pude,

…pero lejos estuve de no ahogarnos el la orilla luego de tanta lucha y dolor.

En un vaso albergaste tu finita ternura, 

pero mi amor infinito lo desbordó, haciéndome entender que no te supe amar. 

 

Mi deseo de ti fue el más terrible por ser largo y luego abandonado, 
y en mi yace un cementerio de tus besos,

aunque aún tengo de ti, el fuego de tus labios incrustados en mi alma,

 ...y tú fuiste el milagro, que tomó mi vida en sus brazos; 

porque mi vida era duelo y ruinas, antes de tu entrar en ella.

Recuerda que tu sellaste mi destino, y en él viajó mi anhelo, 
el de vivir para nuestro nido, nutriendo a nuestros polluelos,

y mis alas se expandieron para abrazarlos en las noches frías,

para surtirlos del amor que los ama de por vida.

Y espero que algún día valores lo que fuimos, y no tarde, regreses al nido.


Hoy abandonado y con mi alma naufragando,

Sólo me van quedando los recuerdos de aquel pasado que estuvo en mis manos; 
pero quiero que lo sepas, en mí nada de lo bueno vivido se apaga ni se olvida,

que no entiendo de rencores ni de lo malo ocurrido,

solo son parte de la escuela, circunstancias de la vida.

Lo malo debe olvidarse por no recordarnos nada bueno de una persona amada,

Y en vez de hacernos creer que pasamos tan mal,

Ver el amor real, solo ver los momentos perfectos,

sin aferrarse ni arrastrar en el presente rencores dañinos hacia el futuro siempre pendiente de un hilo.


mi amor se nutre de tu amor, amada mía,
y mientras vivas estará en mi mente,

y que tus brazos en mis abrazos estén ausentes, son cosas que uno aprende

cuando dejan como lección, abandonar mi egoísmo, para amarte eternamente.