A. Cuenca

Dejandote ir

Amada mía, tan hermosa historia de amor llegó a su final

y años gloriosos pasados se llenan de tu ansiada libertad presente.

Al hablarme te desconozco; donde había calor, el tiempo congeló,

Y tus caricias cesaron y ha parado el latir de tu corazón.

 

 

Hoy tu crees no conocerme cuando sabes que he dado por ti mi alma,

pero entiendo haber sido quien generó esa irreal desconfianza.

Y aunque a mi lado estabas, no quise ver la realidad

que aunque yo aún te seguía amando, tu te ibas alejando.

...y aún así quise enamorarte en vano,

ya que en tu corazón estaba grabado el abandonarme.

 

Hoy te has retirado, así matando ilusiones y alegrías,

te has llevado mis sonrisas y mis ganas de vivirlas junto a ti…

y aunque entiendo que no quieras lastimarme,

nunca entenderé que por amor tenga que dejarte ir…

 

Que será que pueda hacer para acostumbrarme a entender que tus abrazos ya no estarán?

Que  tus labios ya no acaricien lo míos;

Que el calor que me brindabas por las noches se convierta en una fría soledad;

que hoy solo quede un triste recuerdo lleno de lágrimas y llantos

Y al amanecer solo tenga a mi lado un vacío que solo en mis sueños pueda lograr llenar.

 

… y no se si quisiera volver al día sabiendo que será una pesadilla,

porque con cada despertar a esta cruel realidad de saber que tu te has ido,

se va la vida llena de una angustia la cual no me puedo perdonar.

 

 

No te odio ni guardo rencores por haberte ido,

pero será difícil no recordar que te he herido y convertido en quien hoy yo desconozco,

...y me retiraré de tu vida transformando mis días en pesadillas,  

esperando a la noche para combatir el insomnio,

y llegar casi a la mañana rendido de cansado con lágrimas en mis ojos,

para así llegar a ese sueño ansiado donde todavía somos novios.