luis enrrique izquierdo aparicio

Atado a su partida

La extraño tanto y no sé hasta cuando

la tendré en mi mente recordando,

me vuelvo loco me siento atrapado,

escucho su voz diciéndome te amo.

Déjenme pensarla con la nostalgia del alma,

déjenme recordarla aunque más eso mata

la esperanza de salir de estas turbias aguas

de salvarme de este mar de lágrimas.

En mi desesperación me preguntaba

donde quedo el esfuerzo que tomo

el conquistarla con poemas de amor

que me salían del alma cada semana.

 

Hubiera preferido verla con otro feliz

que en un ataúd callada si nada que decir.

Hubiera dado mi vida como aquel día

en que la muerte rondaba en la esquina.

 

No estuve allí cuando me necesitaba

para remplazar mi vida por la suya

no estuve allí para salvarla

esta vez perdí no pude ayudarla.

Hoy es su entierro y se esconde el valor,

tengo miedo de decirle adiós,

a los juramento y todos los sueños

que planeamos con mi dulce amor.

Se derrumba mi calma y mi alma

deja caer sus lágrimas en la cama

el corazón sin fuerzas la llama

de tanta tristeza mi fe se desmaya.

 

Pierdo el control maldiciendo al destino

él sabía que estaría poco tiempo conmigo

por qué la puso entonces  en mi camino

antes de todo me hubiera advertido.

Para no enamorarme como lo hice

para no entregar el corazón a sus pies

para no amarla como la ame

y por siempre juro que la amare.

 

La amo con todas las fuerzas que puedan existir

la extrañare por siempre pues sin ella no sabré vivir

y aunque forme una familia no seré feliz

pues en ella sembré la semilla de un buen porvenir.

La amo más que cualquier ser que a una mujer haya amado

La amo más que la belleza al mismo encanto

La amo más que cualquier poeta a su poemario

sobre todas las cosas la amo

La amo aunque sé que es un pecado

de amarla más ella que a mi Dios Santo

Pues con ella era libre y sin ella soy esclavo

de la tristeza que ahora me tiene de pies a cabeza atado .