Joseph Octavius Moral Lope

Apurar cielos pretendo

Sin epitafio ni memoria.

Sin luto ni condolencia.

Todo aquello que me nombraba ha muerto por propia mano.

(Para qué negarlo).

 

Mis palabras y pensamientos los enuncian

la oscuridad de este sepulcro.

(¿Qué puedo escribir cuando ya he muerto?)

Sólo tu recuerdo no apresura cielos

mientras quisiera escribir, aún muerta,

en tu nombre menos poemarios.

 

La cerrazón de la nada

se ha ceñido a mis labios,

y aún mis ojos la divisan

-de tan sombría-

como tu presencia que no aparta su cuita

de mi cuerpo sepultado.

 

¡En qué hora condené mi alma

a otros cielos ignorados

para siempre tuya, dime!

¡Dime tú si fue en tu misterio

o en tu ternura

donde bebí yo la llovizna

que vino hoy a ser borrasca

sobre el puerto de esta triste despedida.

 

¡Amor de mi muerte dueño!

Aquí yace,

sin epitafio

ni memoria,

ni luto

ni condolencia

mi polvo y su silencio que te nombra.