Zoraya M. Rodríguez

Nada, no queda nada

Luchemos por la nada de nuestras vidas...,

ya paralelas de tanto gemir de noche,

nada, no queda nada, del tiempo en ocaso,

del crepusculo entero en las alboradas,

triunfemos por nuestros sueños en fracaso,

ya detenidos por el tiempo en el lecho,

y es que arde el silencio en nuestro pecho,

mas amargo de nuestro existir por las vidas...,

ya cansadas de tanto ignoto de vicio,

vicio en la vida ya por morir y renacer,

por la herida oculta en la piel acaecer,

de temores incesantes de lucha, por vida a ciegas,

y de vencer por los fuegos de verdad aciagas,

por la inmortalidad de ensueño que llevas...,

en la memoria de tanta nada, porque no queda nada.