RICARDO ALVAREZ

1- SUMERGIDO EN CODICIA - 2- EN TIERNO IDIOMA

1- SUMERGIDO EN CODICIA

 

Bajo las estelas luminosa

Fabián desfallece,

entre silbidos de cuchillazos

y escalpelos sibilantes,

filo de aleación lujosa

cortando el planeta vasto

de edredones que lo mecen.

cuando en ridículo estallido

el sol es solo fogata

 de acicaladas pestañas.

 

No entiende el axioma Newtoniano.

La gravedad es lastre de mole pesada

en su océano submarino,

Se hunde con peso de bolsa,

-otrora acciones, ahora de agua-

congelado en los salitres del sur Atlántico

como una Edith forjada en mármol.

 

Memora las delicias de montes venusinos,

        colores bien gastados en las rayas del tigre,

las joyas de sus gatos,

 orcas compradas atendiendo

 las necesidades

de su pubis astillado/

 

Mientras lo sumergen  fluidos de codicia

sin haber pisado la cáscara de la tierra.

Emerge solitaria su blanda bandera vencida

que en el temblor de la corteza ofertó,

baratija de villano, mácula de grises,

hasta el piso de su patria sobreviviente/

 

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2- EN TIERNO IDIOMA

 

 

Luz de mi deleite amor,

fuego de intangible curso

que renace cenizas de Fénix

y llamas del Vesubio.

Somos del tiempo de nombres imperiales,

de castas del barro salió nuestro linaje.

Vasto lodo en laberintos vulcanices.

Hefaistos prendió el crisol del Danubio

y nuestros ríos templaron su sangre.

 

Venus fue diosa hasta que naciste

con cara de frente y múltiples

brazos de medusa,

donde el grito del romano

desenvolvió las caras de Jano.

 

Zeus griego de estirpe lanzó un rayo

a la vida inconclusa

de Dorian en el espejo.

 

Nosotros somos de épocas

donde el pentágono pierde su forma.

En las agujas de Cronos se hizo polvo

la hora del tablero,

ancló en un cayo de metales,

láminas de hierro y frases góticas.

 

Nos nombra en el eco del ahuecado marfil.

Somos la imagen del devenir,

que baraja al azar el acecho...

Nuestros miembros se  forjaron

de verbos inalterables, de

sentir el amor en la senda de los tigres,

labrando crepúsculos,

ornando arenas de sueño.

 

En las garras está el porvenir

de mordernos como guerreros.

Tu amazona de cabalgata.

Yo potro de tu galope nocturno,

trisamos el tedio del hastió sin sorpresa,

en nuestros cuerpos envueltos de nobleza

cantaban los vientos en idioma tierno/

 

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