A. Cuenca

Noches de desvelo

Al día llego en ruinas cuando en las noches me desvelo extrañando tus caricias,

tan solo el roce me daba alma al cuerpo, tan solo tu mirada dulce me alcanzaba.

 

Aunque a veces equivocado, contigo compartí mis sueños, a los cuales tu seguiste sin cuestionar

que aunque algunos fueron pésimos y faltos de alegría, eran sueños por vivir mejor mas adelante.

Que bueno sería que entendieras cuantas veces he arriesgado mi vida contento,

sabiendo que a mi casa llevaba el sustento a cambio de calor de hogar.

 

Pero hoy solo tengo palabras frías de quien me trató con tanto amor;

debe ser que hoy te abraza un manto lleno de dolor,

y por eso no merezco tus caricias, sino ardor en mi corazón.

 

Te he amado cada instante, con errores y fracasos, con éxitos e intentos,

pero al fin y al cabo llenos de esperanza que iluminaban caminos recorridos juntos esperando la ansiada paz.

Hoy te has retirado de mis sueños a pesar de yo querer estar para compartir los tuyos,

pero tus sueños huyen de mi intento por hoy darles su lugar.

 

Te extraño amada mía, porque al irte dejaste mis ganas de seguirte a ti en tu intento de felicidad,

pero si tu felicidad ya no es estar a mi lado,

tanta lucha en vano termina por desvelarme en noches de soledad.

 

Ayyy! Amada mía, cuanto dolor estoy sintiendo al despertar en llanto en un sueño que no logro conciliar,

las noches se hacen eternas, y el día solo anuncia que esta noche no estarás una vez mas.