Juan Manuel Hernández.

DE NADA SIRVE.

Abrazó su almohada y lloró,
y entre lágrimas se percató,
que de nada sirve el amor,
de nada sirve amar sin condición,
de nada sirve entregar el corazón,
de nada sirve el amor sincero,
de nada sirve el intento de bajar
la luna y las estrellas a su habitación.
Nada de eso sirve,
cuando te das cuenta,
que solo tú entregaste
tu corazón, de nada vale
amar apasionadamente,
cuando solamente tú
entregaste tu corazón en
la ilusionada relación.
Te diste cuenta que nada sirve,
cuando notaste que nunca fue amor...


Juan Manuel Hernández.

/Escribiéndole a Soledad\\