Sara (Bar literario)

Fragmentos

 

I

También eres lo dulce. La parte de mí que dejo, como hoja de diario frente a la mirada de quien no nos observa. Para que te recuerden aún sin conocerte. Aunque nadie lea que esta fe de amor, es solo parte de mi obituario.


II

Eres lo eterno. La huella que se deja sobre la ventana. En pretérito de gotas que revolotean como mariposa muerta en el esplendor de su belleza. 


III

Eres mi mano. Todo lo eres. Y yo no sabía. No sabía que cada acto que di para tenerte podía ser amor. Te amé antes de saberlo. Y ahora, quisiera que sea un relámpago este incendio. Para que toda la ruina que es de nosotros, desaparezca. De una buena vez.


IV

Como el hada de azúcar. De notas que anuncian un sueño parecido al fragmento que tiene tu nombre. Como el hada de azúcar. Empiezas como un suspiro y sucumbes en la agonía de este laberinto. Al que denomino corazón. No temas. También te compadezco. 


 

V

Mi madre. Siempre ella. Ha comprado un gato. Y ahora duerme conmigo. Le pido despacio. Casi a gritos. Que me regale una de sus vidas. Necesito estar viva para morirte de nuevo. Y sobrevivirte con la elegante anhedonia de los felinos.


 VI

Otra pelea. Otra de esas en que se confirma la voluntad que tenemos para aún amarnos.


 

VII

Enciendo la radio. La facilidad que tienes para aparecerte en cualquier noticia o escaramuza que se vive a diario. Ha dejado de sorprenderme. El presidente anuncia inflación. Si todo sigue así, ya no me alcanzará el valor para tenerte.

 

VIII

Leía poesía. El creacionismo. Y pensé de repente que el mar es una enredadera de pájaros que se suben en la arca del poeta, tan solo para extinguirse.

 

IX

Quizás hoy es el día. Te dije todo. Hasta de las faltas que me parecían el escudo para no morir de ausencia. Quizás hoy es el día. Este vacío parece la mesa que se sirve después de la pobreza. Ya no estarás aquí.

 

X

Buenos días amor, me dijiste...

 

XI

Quizás otro día.