Juan Manuel Hernández.

EL HOMBRE DE LA MIRADA PERDIDA.

EL HOMBRE DE LA MIRADA PERDIDA.

 

 

Ahí viene ese, murmuraban entre ellos,

Ahí está ese loco, susurraban entre sus oídos,

no le hablen a ese, aconsejaban a los desconocidos.

¿De quién se trata? Preguntaban sorprendidos,

De aquel chico, respondieron,

el que se la pasa escuchando su música satánica,

ese que habla con pocos,

ese que tiene fama de ser presumido,

ese que nadie conoce, porque nunca habla de su pasado.

¿Será porque es un asesino?

¿O será simplemente que no quiere mencionar sus errores?

Da igual,

es un loco que siempre lleva la mirada perdida.

 

Así hablaban de aquel,

así se expresaban de un simple chico,

que ciertamente nadie sabía nada de el,

pasaba el tiempo con un aparato en sus oídos,

escuchando la música que muchos creían,

era del diablo, pero nunca descifraron que música podría ser.

Se la pasaba distraído, y muy pocas veces se ponía a socializar.

¿Eso me vuelve un loco? Preguntaba.

Pero nadie le daba respuesta alguna.

 

Pasó algún tiempo y el chico seguía igual,

ya le daba lo mismo si hablaran o no de él,

en fin, \'\'Eso no me hace más débil\'\' resaltaba.

 

Nadie se le acercaba, por miedo a un rechazo de su parte,

y el a nadie se acercaba, por las mismas razones;

No le importaba estar solo,

ya que algunos amigos se acercaban a él,

parecía divertido aquel muchacho del que

todos en el lugar hablaban,

pero nadie le daba su confianza.

 

Pero descubrieron algo,

Ese chico tenía un don especial.

Ya que con tan solo mirarte a los ojos sabía como te sentías,

ya que con tan solo una palabra,

el jugaba con tu mente y hacía que tú lo obedecieras,

pero nunca utilizó eso para mal,

siempre que lo hacía era para bienestar de los demás,

los ayudaba, pero a la vez eso le gustaba,

ya que le aumentaba el autoestima,

el saber que no ha habido nadie que su mirada pueda evitar.

 

Al saber de eso,

muchas más personas se le fueron acercando,

para ver si era real el cuento de ese supuesto don,

o simplemente de esa mencionada habilidad.

Y para sorpresa de muchos,

ese rumor era verdad,

Esa mirada tan real,

esas palabras tan certeras,

provocaban que la gente confiara en él,

después de la primera conversación apenas,

Es un loco, decían.

Debe tener algo,

porque nadie puede descifrar los pensamientos solamente con una mirada.

 

Es mágico, una vez dijo una persona.

Tiene algo es su mirada,

algo difícil de explicar,

podría ser magia que tiene en su mirar.

 

Eso le alegraba al chico, pero a la vez no,

porque a él lo buscaban solo cuando necesitaban de él,

y eso lo llevó,

a defraudar a la gente que le dio su confianza,

ya no tenía solamente la fama de loco,

sino también fama de cruel,

de alguien que no valoraba la amistad,

se alejó de los que el quería,

porque según el,

esa era su maldición. La Soledad.

 

Y siguió,

caminando por el mundo con la mirada perdida,

escuchando su rock tan criticado,

escribiendo versos que nunca nadie leyó,

cantando canciones que nadie escuchó,

soltando lagrimas que jamás nadie notó.

 

Le decían loco, y era sometido a insultos,

le decían insensible,

sin saber que al llegar a casa,

al estar en soledad,

al notar que nadie lo veía,

este loco empezaba a llorar...

 

Nadie nunca supo esos detalles,

a nadie nunca le importó,

y seguía el,

con la mirada perdida,

con su música con volumen,

escapándose de la realidad.

 

Un día alguien se le acercó,

sonrisa burlona que el no entendía,

pero ella de una vez le habló,

el joven se sentía extrañado,

pero eso no le importó,

ya que con su capacidad de verla a los ojos,

el se daría cuenta de su verdadera intención,

\'Solo amistad? Se preguntó.

Pues por lo visto esa chica,

era real en un mundo repleto de falsedad,

El lo entendió, y creció de allí,

una muy bonita amistad...

 

¡Alejate de él! Le sugerían,

porque según muchos,

el solo daño le haría,

al igual que a él también se le acercaron,

diciéndole que ella no era de fiar.

¡Que irónico! Exclamaba,

ya que en sus ojos,

el vio mucha sinceridad,

también se percató que eran muy parecidos,

sus sentimientos eras similares,

y lo bueno,

los dos solo buscaban una amistad.

Una amistad que durara hasta la eternidad...

 

Superaron las barreras,

el chico se dio cuenta de que no estaba solo en este mundo,

que existía gente que no buscaba por interés,

que a pesar de todo,

después de la tormenta,

solo se quedan los que en verdad quieren ayudar.

 

 

La chica se dio cuenta quién era en verdad ese hombre,

entendió que su mirada perdida trataba de buscar lo que algún día perdió,

que el no creía en el amor,

que según el, el amor es una reacción por buscar compañía,

el amor es la necesidad de huir de la soledad...

 

La amistad se distanció,

se empezaron a alejar,

y cuando aquel loco de vista perdida,

pensó que todo se desvanecía,

que la vida en soledad seguiría,

apareció la luz que nadie esperaba,

esa tranquilidad que en cierta forma cautivaba,

una persona que se quiso acercar,

y cuando lo trató de hacer,

el chico se alejó,

le dijo directamente,

\'\'no te acerques, ya que tiendo a dañar a quienes se acercan a mi\'\'.

 

A esa persona poco le importó,

se acercó lo más que pudo,

mostrándole confianza total,

luego comprendió,

que hay personas con su mismo mal,

su misma locura,

que se llama sinceridad...

 

Y así siguió,

aquel hombre de mirada perdida,

escuchando sus canciones hasta el final del día,

desprendiéndose de su realidad,

acompañado de esas personas que lo quieren de verdad,

pero más aún, siempre a su lado lleva su soledad,

porque solo en ella, él puede confiar...

 

Y sigue aquel loco caminando sin pensar,

escuchando su rock con volumen sin más,

mirando a su lado a las personas que con él están,

y como siempre esperando,

con paciencia y tranquilidad,

que felizmente por fin llegue su anhelado final.

 

Dijo un loco que nadie escuchó,

\'\'Si cierras tus ojos, de nada sirve

tu corazón\'\'

 

Juan Manuel Hernández.

/Historias que nacen sin motivo ni razón\\