Donaciano Bueno

Adoctrinamiento

Ya sé que de un tiempo a esta parte me repito,

pero puedo prometer que este ha de ser mi grito:

que todo lo que aquí comento es lo que siento,

y que a riesgo de que lo pongais en entredicho,

yo nunca miento.

 

Que la palabra que más detesto en este mundo

es \"adoctrinamiento\". Y me importa un pimiento,

dios bendito, insisto, que en este plebiscito,

defienda yo que adoctrinar un acto es violento,

racista y tremebundo.

 

Que hasta la fecha actual y así ha sido desde Adán,

se ha tenido en cuenta en demasía el qué dirán,

que habrá personas que usarán sus artimañas

y que sin dudar y si es posible las entrañas

a ti te sacarán.

 

Odio, pues, a los que se dicen profesores

y se declaran de sus alumnos los mentores,

capaces, sin excrúpulos de fabricar \"peleles\"

si a beneficio es de su egolatría y sus laureles.

Son los predicadores.

 

Adoctrinar, siempre según mi humilde teoría,

cambiar es a su interés ideas de la estantería,

sin la autorización del dueño de la misma.

Argumentar que porque está dotado de carisma

puede poner lo que le interesa en movimiento

y hacerlo sin consultar al dueño del evento.

 

Osar mentir a conciencia del que miente

pensando sólo en si el lo cree conveniente,

imponiendo ese su criterio a los demás

por el simple hecho de que el impostor presente

se considera que está en poder de la verdad.

 

Pretender hacerse el dueño del rebaño

a base de constantes y multiples engaños,

o la burda manipulación del pensamiento,

echando para ello mucho cuento al cuento

sin vencer a la razón con ningún razonamiento.

 

Atrapar la voluntad de los que escuchan

sin permitirles refrescar su intelecto en la ducha

para poder liberarse de falsos argumentos,

o que pretendan impedir sea abrir los ojos

para ello rodeandolos de espinos y de abrojos.

 

Y quiero poner el colofón con un consejo

que no menos sabio es a fuer de viejo:

desecha invitaciones, sólo acude a los templos.

de los que te aseguren predicar con el ejemplo