Juan Senda

***ERA ELLA***

 

ERA ELLA

 

Circulaban el aire y las estrellas


el paraíso se quedó desierto


y  ensangrentado sobre la tierra


el abismo vacío y oscurecido,


vestía rojo, amarillo y cobrizo


los humos salían del barro


y cubrían las sombras


que ella había señalado.

 


Era ella, la matrona de la sombra,


la que divagaba por todos los senderos


y encendía sublimes piedras


 

Sollozaba la brisa muy triste


inclinada sobre las aguas del río.


las montañas avanzaban en besos


y se perfilaban por los espacios del silencio.


 

La luna estaba afligida y solitaria


y las noches todavía eran albas,


pero era ella, quien paseaba


por las sendas de su selva


y se movía a complacencia,


en la profundidad de la otra noche,


de su propia sombra.


 

Nada había para ella:


sólo el sabor de la sangre


y el fulgor de ver lo que había hecho...


 

Inflamaba la tierra,


gritaban los volcanes,


pero ella se vestía de estrella


para iluminar todos los senderos


y los tesoros de su selva.


 

Pero fue ella, cual hembra ingrata,


bestia, maldita e insurgente


vigorosa de aquella luz etérea


quien luego murió en la oscuridad,


y se quedó en la más profunda fosa


yaciendo en las tinieblas de su sombra.