Es que no entiendo todavía como puede volar el alma
si sigue atada al suelo, de los ayeres que no pasan.
Tienes alas, tienes viento, y la libertad infinita,
pero decidiste vivir bajo las sombras, oculta de mis lunas.
Y es que no logro entender, por más que intente,
como puede seguir amaneciendo, si la vida no me espera,
ni te espera, porque nos hundimos en el barro, en plena carrera.
Veo que no vale la pena intentar
seducir la ausencia de esa sonrisa.
Vale la pena correr cuando el tren intente llegar,
mejor perderlo de una vez por todas,
que tomar el equivocado,
y terminar en cualquier lado.
Y es que no logro entender, que aunque pase el tiempo
siga anocheciendo a la misma hora, día tras día, siempre igual.
La locura me acompaña de la mano y cantamos a dúo,
desafinando a propósito, para que todos se mueran de risa,
y vean como soy feliz a mi manera, sonriéndome en tu cara,
mostrándote lo sencillo que es.
Lemos Maximiliano Daniel.
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