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La llegada del que ora

 

Cuanta lagrima de cera atesora
ese cirio, que eterno nos conduce
a un mundo de misterio que trasluce,
hacia una innegociable he incierta aurora.

Cuanta lagrima seca cuando el llora
roza su blanca piel que nos seduce;
su amarillenta luz que reproduce
del futuro una eterna cruel demora.

Infinitos y agónicos fulgores,
testifican las sombras cada hora.
No pagan en el mundo los favores

las lagrimas que el tiempo vil demora;
mas lagrimas de cera que hoy son flores
aguardan la llegada del que ora.

24/3/14 j.ll.folch

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