Adrian VeMo

Desnudez

a C. y  J.

 

Tengo pesadumbre de admitir la envidia

que en mi mendigo pecho se estrecha.

 

Pesadumbre:

de los heraldos pájaros invisibles

que te acomodan una corona de sueños en tus noches;

o de tu alquimia de hacer oro

el óxido invierno.

 

Tienes soledades breves

sin fantasmas. Y besos

que te limpian las mañanas.

 

Ya no soy el horizonte que asila tu mirada

ni el hacedor de cisnes en el lago de tu vientre,

no soy más el espejo

donde sumergías tu celestial desnudez

y eras un paisaje

de caminitos inventados por mis dedos.

 

Tengo obligación de olvidarme quién eres

y congoja de quién fuiste.

Iré soplando este recuerdo al olvido

de no sabernos más.

 

Voy a cerrar esta tristeza de ya no ser nosotros

a concluir esta ráfaga de envidia al ver:

como otro te provoca la sonrisa

o como enciendes un sol a medianoche

 

Me voy a buscar

la magia de la primavera lozana

a despojarme allí las heridas

a buscar el silencio

en unos labios

y libar su luz.