Nathalia Navarro

Usted

Sigue torturándome aún así,
sin estar presente,
sigue torturándome
¿Por qué? si ya no le veo más,
¿Hasta cuándo?
Me pregunto todos los días.

Con la ilusión de olvidarle hoy,
pero sigue apareciendo en mí,
En cada una de mis mañanas.
En mi presencia y en mi ausencia
y sin permiso alguno,
solo espontáneo,
como el clima
que no sacia su necesidad, su sed
Inesperado,
veterano en el amor,
usted.

Yo que pensé que no conocería usted,
la sensación de querer, la de añorar.
Yo que llegué a creerlo así
pero no...
Hombre, tiene un corazón inmenso,
fogoso... veraz.
Admiro la forma en que ama 
porque se percibe real.
Y me duele también,
porque lo es en verdad.


Usted, perdóneme
por no contarle que le sigo añorando,
por no contarle que inclusive sin verle
todos los días le extraño.
Por no decirle lo más importante:
usted es lo más bonito que me ha dolido,
y lo más engorroso que me ha pasado.


Usted, ódieme
Por ser deshonesta.
ódieme, por escapar de la verdad
ódieme, simplemente por el hecho de ser quien soy.
Ódieme... y oblígueme a dejarlo atrás.

Usted,
que siempre supo el concepto
y rompió las reglas al querer.
Usted... hombre,
fue mi estrella fugaz
brilló entre el cielo...
deslumbró al mar.
Único entre millones de estrellas.
Fue increíble,
irrepetible pero cierto.

hombre que entre niebla vino,
y que de nuevo se va con el viento.
Sembró guerra,
se llevó mi paz.
¡No regrese, que me duele!
Váyase cariño,
y no me haga doler más.