alicia perez hernandez

Amor constante más allá de la muerte… siguiendo a Francisco de Quevedo

Amor constante más allá de la muerte… siguiendo a Francisco de Quevedo

 

Cerrar podrá mis ojos la postrera

Sombra que me llevare el blanco día,

Y podrá desatar esta alma mía

Hora, a su afán ansioso lisonjera;

 

Si llegar a tiempo hubiera sido,

para cerrar tus ojos, el día se iba,

y tu alma se iba sin la mía,

en una hora, en que yo no llegaría.

 

Más no de esotra parte en la ribera

Dejará la memoria, en donde ardía:

Nadar sabe mi llama el agua fría,

Y perder el respeto a ley severa.

 

En otra parte quedará tu memoria

la llama que ardía, no se apagará.  

Y en la rivera de lo que fue tu vida, 

se borrara la ley que viviste tan severa.

 

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,

Venas, que humor a tanto fuego han dado,

Médulas, que han gloriosamente ardido,

 

Tu Dios; Como dijiste tantas veces:

Que en soledad, te tenía prisionero,

el dolor, fue en la medula de tus huesos

 

Su cuerpo dejará, no su cuidado;

Serán ceniza, mas tendrá sentido;

Polvo serán, más polvo enamorado.

 

Tu paso, por esta vida, tuvo sentido;  

Aunque hoy, cenizas, sea tu cuerpo,

fue un tiempo, que viviste enamorado.

 

Alicia Pérez Hernández

-No es la pluma la que escribe es el alma-