Tizzia Holwin

¡Sucedió!

Ocurrió...

cuál casualidad.

Sin deseos arcanos,

era sólo un paseo

a las afueras de una catedral.


¡Que lugar tan familiar!


Yo,

esta nueva ciudad,

y de un asalto recordar...

cuantas veces,

dos se encontraron

en aquél lugar donde

alguna vez...


¡Amarse, solemnes juraron!.


Fiel cantera y una banca, 

árboles, niños y flores,

los cómplices testigos,  

del nacer de hermosos versos 

en una página blanca.


¡Y de Dios;

en secreto sus designios!.


¡Cómo puede suceder!

 encontrarse dos miradas,

que se invaden de tristeza

de saberse dos,

que se adoraban; 


antiguas promesas

selladas con besos de Amor,

que una vez... generosos

los alimentaran.


Un rostro marchito,

y sin hablar,

un brillo que en los ojos, 


¡Ya no existe!


un instante para recordar,

aquél...

que una vez fuíste.


¡Media vuelta y caminar!


Vagando está la mente.

Palabras...

que no se han de pronunciar

y seguro,

el paso nuevamente.


¡Dios, y sus designios!

 

Hoy...

Una catedral y su banca

árboles, niños y flores.


¡volverte a ver!


y el cruzar de nuestras miradas;

versos...

una hermosa ciudad 

y yo...


¡Sin páginas blancas!.

 


Tizzia Holwin
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