Nicolas Ferreira Lamaita

VIEJAS CARTAS.

VIEJAS CARTAS;

Archivos del pasado.

Allí estaban, olvidadas,

por años encerradas, en una vieja caja.

Antiguas cartas, recuerdos

del pasado, lejano y ausente.

Abrigadas en sobres, de pretendidos color rosa,

que lo fueron en su tiempo.

Blancos, que al presente mutaron en amarillentos ocres.

Al  tomarlos entre mis manos

para desatar la cinta que juntos los mantenía,

dejaron en mis dedos la suavidad humilde,

de contenida humedad.

La pregunta fue, ¿por que y para que, las e guardado?.

Tal vez por considerarles trofeos,

que en la inevitable acumulación de años

la vejez me alcanzaría,

volvería a leer las viejas cartas,

me regocijaría en ellas disfrutando su lectura,

ellas me volverían a mi juventud.

Hoy están frente a mí,

las tengo en mis manos y no soy capaz de abrirlas.

Hace años, esperan ser leídas nuevamente,

contar la historia que encierran.

¿Para que volver a leerlas?, si ya se lo que contienen.

No e de dejar, escape su fragancia,

su imaginativa fragancia que atrapada en años,

me a de envolver en profunda tristeza.

Primaveras que encierran esos sobres,

Ilusiones de un joven corazón.

¡Cuanto amor tengo en mis manos!,

cuantos besos y promesas olvidadas e incumplidas.

Cuantas verdades y piadosas mentiras encierran estas cartas.

Hay en ellas, borroneadas letras por lágrimas de niña enamorada,

impresos besos desteñidos en el tiempo.

Cuanta historia, cuantas citas, cuantas aventuras,

cuantas conquistas que alimentaban  mi inconsciente ego,

más también guardan desamores.

Hoy me hacen saber que fui y soy el derrotado

y no el joven triunfador ¡Estupido de mí!

Jugué con el amor y no se juega.

Se que hay cartas que hablan de angustias de penas,

otras de labios que besaron y sonrieron de ojos que lloraron,

de manos que agitaron  pañuelos al decir adiós,

de bocas, que gritarlo quisieron y mudas quedaron sin poder.

¿Me pregunto?, por que las e guardado,

si solo da tristeza recordar.

En esas viejas cartas, contenedoras de pasajes juveniles,

historias que en su momento quisieron vestirse de realidad

hoy lucen una descarnada desnudez.

Deberé incinerar esas viejas cartas,

doloroso a de ser, ver arder entre las llamas, tanto amor.

 

Nicolás Ferreira Lamaita.