Antonia Ceada Acevedo

Un día con la muerte

Aire que te enredas con los serios,

capitán culto de madera añeja,

servidor de la ceremonia oceánica…

-¿Qué dibujas tu en mi poesía?

 

Rugen las olas prediciendo la partida

Y  los ojos, ya no, miran a la sombría biografía .

 

El sol acobardado entra por la ventana

para dar calor a sujetos agonizantes,

 Y se debaten con la palidez y la aspiración,

en un único deber: el cese de la supervivencia.

 

-¿Qué trazas tu entre mis letras?

Ya la nave zozobra en el mar;

mar, de penares, frío y lejano…

-¡dejadla!

Dejadla en la paz donde la edad no perdona,

porque el destino ha decidido renunciar.

Dejadla partir al verde de los campos

donde las amapolas y la niñez esperan.

Allá, las flores le endulzaran los oídos

con los cánticos de otros espíritus sensibles.

-¡dejadla ir, es una guerrera!

Guerrera sin batallas, sin causas.

-¡dejadla descansar!

Le espera una primavera pasional

que mama alabastro y  soledad.

Ella quiere alojarse bajo las ramas de la naturaleza.

 

Antonia Ceada Acevedo

Un día de mi vida