Josefina 46

LAS CAMPANAS DE MI PUEBLO (2)

Las Campanas de mi pueblo

¡no son como las demás!

son de la historia monumentos,

símbolo de la pureza celestial.


Santa María, San Venancio y Santa Marta,

campanas de oro, luceros refulgentes,

las tres en armonía musicalmente

atraen hacia el cielo mi mirada.


Son perennes testigos de actos diversos

con la fuerza que detiene los vientos

invitándote al perdón y recogimiento.


Su peculiar sonido está enraizado

en lo más profundo del buñolero

y su vibrante y singular campanilleo

nos llega al alma con un te quiero.


Ellas nos traen la vida,

nos tocan a misas y fiestas,

también a los oficios, las horas

y nos acompañan a la sepultura

con su melancólica dulzura.


Ellas son la voz en mis silencios,

su dulce carillón bordando va en mi mente

recuerdos y añoranzas de otros tiempos

que perdurarán eternamente.


Un día se bajaron de su Torre

ante cientos de expectadores

para llevarlas a restaurar

y las tuve tan cerca de mis manos

que su viejo bronce pude acariciar.


Y cuando las vi partir en la lejanía

en una mañana gris, lluviosa y fría,

unas lágrimas rodaron por mis mejillas

porque en un tiempo su voz no escucharía.


Pero yo seguía soñando

con el repicar de las campanas

que escuchaba cuando niña

y el alma me serenaba.


Las Campanas de mi pueblo

¡no son como las demás!

son caricia de Dios,

luz del alba, regalo del cielo,

Fe, oración, Amor.

¡¡Fiesta en el alma!!


Fina