Arenita.

Mi miedo

¿Recuerdas... la voz ronca del viento?

o quizá ese rostro tallado en marfil,

lo que has logrado, al conmoverme...

lo has conseguido, tan solamente en mí.

Mi miedo, no es al Diablo,

a Dios, o a quien me busque en la muerte...

mi temor está, más allá de esas cosas...

es de ir a buscarte, y que no pueda tenerte.

Mi miedo, no es a la hoguera o al armario,

mi miedo es algo neto del amor...

es no volver a tenertre entre mis manos,

y que se enfríe de pena, todo mi calor.

Niña, mi miedo supera todo lo que he visto,

y yo soy de las que observan lo que otros ignoran;

pero si de mí te aparta, la espina del mundo...

ya alisté mis pies, y vacié mi memoria.

Adónde vayas, estaré a algunos metros

para pagarle a la vida, con sudor y creces,

lo poco malo que he obrado, y que me quite

éste miedo tortuoso, a besar sin que me beses.

Cada parte del sol, habrá de ser mi faro,

que de aquí al infierno, sin parpadear me guíe,

para volver a tenerte, en un lucero del alba,

para no temer, de mirar sin que me mires.

Mi miedo no es al encierro, ni a la maldad del mundo,

ni a las piras diabólicas, de abominable ardor,

le tengo miedo a no volver a abrazarte...

pero más que ese miedo, es por ti mi amor.

Por ahora, ni la soga apretada al cuello

asfixiará mi lucha o ahogará firmeza,

sólo harán que yo corte las cuerdas de tu cuello,

que te saque del encierro, y eso... es promesa.