Raúl Daniel

Mi Esperanza

Mi Esperanza

 

Como un pájaro herido desde una honda inesperada,

se trisará una tarde... una noche... una mañana...

el cristal de mi copa, la cuerda de mi alma.

 

Pero Tú estarás ahí, me estarás esperando

en el fondo final, en la altura máxima...

¡Sólo en Ti hay esperanza!

 

Cuando abandone las búsquedas, porque habré llegado,

y mis ojos fijos ya no escruten nada,

anclado mi viento en tu eterno puerto,

saciados mis anhelos, sin sedes ni desiertos...

abordaré tu nave astral de cumplimientos,

más sólida y real que Hong Kong o México...

y, puesto en la balanza lo que fue mi tiempo,

navegaré en tu beso, tu amor y tu esperanza.

 

Sólo en Ti mi deseo quedará satisfecho,

no hay soledad más grande que la soledad del alma.

Aunque entre miles en un Metro de Nueva York o San Pablo,

sedientos de personas, en sus rostros indaguemos,

sus ojos vacíos, errantes, huecos (huyendo cual palomas),

pronto descubriremos que ¡sólo en Ti hay esperanza!

 

Un hacha gigantesca su último, fatal

esperado designio ejecutará certera...

destruidos sus nidos, partirán las aves

que protegían mis ramas y, entre crujidos y ruidos,

ya no seré más árbol... tan sólo madera.

 

Eterno Nazareno, con tus propias manos

tomarás mis despojos, ¿qué harás con ellos?...

¿algún mueble lujoso o valiosos instrumentos?...

tal vez unos estantes donde acomodar los libros

o el mismo papel con qué los libros se hacen...

No importa mi destino si tus manos aguardan,

en Ti espero tranquilo... ¡Sólo en Ti hay esperanza!

 

Cuando mi red atrape finalmente mis sueños

y te entregue mi alma (porque eres su dueño),

y la peses... confiado sólo en Ti, llorando

te daré las gracias, mi Rey, mi Señor,

mi Amor, mi Todo... ¡mi Cumplida Esperanza!