JULIO CASATI

DEJAME QUE TE NAZCA

 

Ven aquí, déjame que atraviese tus miedos con mi dicha,

Déjame que deshaga la niebla de esta noche, que fulmine tus dudas,

Déjame que te nazca, que te moldee como arcilla o como piedra,

Sé mi antorcha, sé mi niño y mi madre,

Sé irreverente, atrévete…

Dime que soy tu necesidad absoluta, tu luz extinguiéndose,

Dime que Diógenes ya no busca más con su farol

Porque me halló en la noche,

 Y prefirió dormir conmigo los siglos que le restan…

Dime que en el poema está permitido disentir,

Está permitido gritar, está permitido para mí,

Ser  la ausencia, dueño de la oquedad, una orquesta sin batuta…

Pronunciar las palabras que me hagan libre,

Desear deseos, centelleantes bengalas contra toda desidia.

Dime que me dejarás desgarrar la noche con mi alarido,

Dime que conversaremos hasta extinguir

Con las palabras el silencio, para hacerlo nacer después,

Con el punto y coma de los besos.

Hablemos, hablemos, dime que las palabras

Son un suelo firme, un elixir contra el hastío,

Exprímeme como a un fruto,

Márcame con la marca invisible del deseo,

Acósame, derríbame, Sé mi enemiga venial y mi amiga mortal,

Perfórame las horas,

Háblame, háblame.

Que no hay sexo más atroz que la palabra.

 

Julio Casati