Winda

SOLA

SOLA

 

Otro día más de nostalgias, la tarde fría y nublada acrecentaba mi soledad, me sentía perdida entre la nada y solo me deleitaba soboreando

lentamente los tragos amargos de mi sufrimiento.


Asomada tímidamente por el dintel de mi ventana, observaba el horizonte, ese horizonte lejano que cada tarde de cada día soleado, abre sus brazos

para acunar sus rayos y dormirlos en su regazo.

 

Todo era quietud, y un mudo silencio aturdía a mis oidos, una ráfaga de aire sopló trayendo hasta mi rostro una tenue brisa, brisa que al mojarme se 

confundió con las lágrimas que en ese momento comenzaron a rodar por

mis mejillas al darme cuenta que mi vida ya no tiene sentido porque está

vacía.

 

De pronto una rara sensación sacudió todo mi ser, y en mi obcecada mente se agolparon mil deseos y creí sentir en mi mano el roce de unos dedos, 

sentí junto a mi una presencia extraña y hasta mis oidos llegaron los 

susurros de una voz que me decía, ya no debes temer, todo está bién, ya no debes sentirte tan sola porque a tu lado ya llegué, siempre estaré 

contigo, ya nunca más te dejaré.

 

Yo no supe que decir, me quedé atónita por la sorpresa y mi corazón muy aceleradamente comenzó a latir, al creer que por fín a mi vida había llegado ese amor que me tiene confundida, el que me robó mi alegría, y

que pasó de largo sin detenerse, ese amor que buscó refugio en

otros  brazos y que vive feliz.

 

Y finalmente, cuando pude despertar de mi letargo y volver a la realidad, solo pude observar que estoy como al principio, completamente sola, 

viviendo de ilusiones y de sueños, de esperanzas y de anhelos, y

que nunca, nunca nada será realidad.

 

Winda