Esteban Mario Couceyro

El espejo

Estoy despertando la oscuridad del nuevo día

para que se ilumine de pasión la mañana

 

Entre los dedos se escapa el agua

que no llegará a mis ojos

como esas lágrimas

que no he podido llorar.

 

Me miro

y el espejo me muestra a un extraño

que  hace muecas

pleno de felicidad, mientras se afeita.

 

La bronca, se atraganta en el grito

“ya voy..., ya sé que es tarde”.

 

Mientras el otro, en sonrisa forzada

muestra los dientes y saca la lengua.

 

Apago la luz y lo dejo solo...