HERMINSON YULE RIASCOS

EL HIPONDRÍACO Y LA VIDA

A la vida,

quejeme un día

\"estoy en una sinsalida\"

siempre le repetía.

Duéleme el pecho,

y díjome: no tienes corazón.

Entonces, en mi mente...

calla que tampoco tienes razón.

A ver, qué me podrá doler...

¡ya se, los labios!

no mientas

ellos son sabios,

y continuó diciendo;

tuviste gran fortuna

¿cual? si nada tengo

pero viviste en la luna...

Me duelen pues las manos

que hoy no la tocan.

Agradece truhán

que siquiera la evocan.

Me duele tal vez la nariz

que añora su aroma.

Qué más quieres

disfrutaste su grata poma.

Ya se a qué no tienes respuesta,

me duelen las piernas.

Eso es por pendejo

serán ánsias eternas,

esa no es respuesta.

Pues búscala

fuera de esa carcel de testa

que tienes.

Y... ¿si me rehusare

la muy cabecidura?

entonces sí que estarás

enfermo y sin cura.