Scahega

El viento viene, el viento va...

El viento viene el viento va, las plantas bailan al ritmo de su vals, en el fondo los golpes de martillos anuncian el funeral de los clavos; el sol aparece y con él las nubes grises desvanecen.


El viento sopla sutilmente, tan sutil con un susurro, tan sutil como la dulce melodía de un piano. Los violines hablan y el saxofón le responde “el viento viene, el viento va”.


Las mariposas juegan en el espacio, los martillos siguen sonando… la flauta y con ella la voz de una soprano saludando a la madre naturaleza. Es hora de las guitarras y la batería, una voz gutural coge fuerza entre las melodías, la atención del viento es atraída, la soprano canta, el violín, el saxofón y la flauta suenan… las paredes reciben los cuerpos rígidos de los clavos; el viento se detiene al lado de las plantas, las mariposas se posan sobre las hojas, el sol aumenta su vigor, un picaflor deja a un lado el néctar para observar el show, mis sentidos se deleitan, febea desea estar presente, las olas del piélago aumentan su fuerza, la gramma desea crecer para apreciar el concierto… los minutos pasan y de pronto el viento recuerda el rumbo de su viaje, se despide y avanza hacia su destino; las plantas detienen su baile y los martillos dejan de dar anuncios, los violines y el saxofón callan, la soprano deja de cantar, las guitarras y baterías quedan en silencio, la voz gutural pierde su fuerza.


Las mariposas vuelven a volar, el picaflor sigue absorbiendo el néctar, el oleaje disminuye, la gramma ya no desea crecer… mi mano hormiguea, mi cuerpo se voltea, los parpados de mis ojos se abren y con el viento que viene y el viento que va, la naturaleza en medio de una sonrisa me saluda y me dice: Buen día

 

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