Juan Senda

:::TE SIENTO ENTRE MIS VENAS:::

 

TE SIENTO ENTRE MIS VENAS


Bendito fue el instante en que ardiste

mis inmaculadas amapolas 

y cultivaste mis negras perlas

en el fondo de mis arenas

y en el aura de mi alma

 

¡Oh! Calandria mía,

te siento en esta lejanía

en la tenue voz del alba

en esas brisas ansiosas y frágiles

de tus ojos que son flechas y se clavan

en las estepas de mis entrañas.

 

Estoy sediento de tu boca

y de tu lago, agua salada.

 

¡Oh! Diosa mía escucha esta balada

que te canto desde el bosque

donde tengo una cabaña

para ti, ¡Oh! “sole mío”

hechicera de mis playas

te siento entre mis venas

y las venas me dilatas,

al verte doncella mía

al verte me desangras y disecas con tu mirada

y me consumo en mis batallas

por quererte aun distante

este abismo verdugo que nos separa.

 

Selva mía, sálvame de este llanto mío

que me aflige y me desgana

de todos mis alientos por sucumbirme

de amor, mi enamorada.

 

¡Oh! Dulce mía, cada día,

y en cada instancia

en que se posan tus pupilas

en mis barcas

las estrellas nos consagran

y nos dicen, bendito vos

que sois la luz de la alborada.

 

A ti te digo amada mía

que eres la senda de mis anáforas

y canal fugitivo que se imana a mis entrañas

como la hiedra que hunde

al grueso tronco y a la verde rama.

 

También te digo,

que grandes han sido nuestras miradas

que magno ha sido poder beber la luz de tu sombra

y de tus pestañas, de tus iris y niñas

que embelesan a las mías

que están perdidas y enamoradas

 

¡Cómo te abrazo en el viento,

cómo te beso en el aire,

cómo se ensancha mi pecho

cuando me entregas tus labios!

 

Y eres mi musa en el tiempo

y eres mi verso asonante.

Y sé que en mis odas me besas

tan sedosa, tan suave y tan amante.