Miguel Cruz

La conjura de los corazones furtivos

 

Las salvajes aguas de alta mar se extinguieron

hace un tiempo nomas, el viaje es el mismo

armonico y predesible.

En cualquier momento de seguir asi antes de que

 

se den cuenta ya estaran pisando las calidas

arenas del desierto.

 

Los vientos no cambian su rumbo, la vela esta

en el mismo lugar que cuando las olas hicieran un

frenesi de despedida.

El sol esta con un entusiasmo de compromiso de la

 

misma pintura.

No falta mucho para el proximo puerto, aunque en el

fondo del corazon de los marineros, esperan e n silencio

un golpe de timon imprevisto, que la brujula en si misma deje

de dar predesibles ordenes y zarpar hacia un lugar donde sus

 

mañanas se hagan noches y que su sangre este tan cargada

hasta reventar, que los ciclotimicos vientos como sus mujeres

de bares, que el mar este picado y agitado como sus cervezas

en pleno corazon d ela noche de cantina que desborban en una

alegria y un baile.

 

 

Su aventurera alma va dodne los lleve el viento, prometiendo

volver algun dia a esos corazones que su efimera compania

dejan tatuado dentro de sus pacientes y solitarios corazones.

 

Sus furtivas presencias que son de contemplar y dificil de olvidar

van siempre viento en popa por ahi, esperando que alguno de la raza

marina les presente desafio. ellos sin un paso atras

daran hasta lo ultimo mostrando fidelidad al unico sentido

 

de su particular naturaleza furtiva, la de Marineros con todas

sus expresiones.