Oscar Perez

La canción de la belleza

La canción de la belleza

 

Sé bien, belleza, que seduces a los jóvenes,

a los viejos, a los niños, que embobas a los ángeles,

que crees que no veo entre tus flores tus vaivenes,

en tu mar el infinito de tus ondas,

en la ciudad el sitio en que por bella cobras vida.

Sé bien que en la hoja seca igual te escondes

y en el orín de los metales y en el fuego,

ya medio consumido de una cena,

de un beso entre viajeros, de un olvido

que guardas como el pétalo en un libro sin autores.

Sé que me miras detrás de mis miradas,

que buscas en mi piel otra aventura,

que tomas mis cabellos ya blanqueados

y agitas su bandera cual sedal para otros sueños.

Belleza, sé que vas y sé que vienes,

que tu forma no es la estatua detenida,

no es el céfiro sin luz, no es el simple sol ausente,

es fuego tu belleza, es el abono

de cierta eternidad que compartimos,

del niño en el cristal de su inocencia,

del árbol en el brote de la tierra,

de todo lo que busca cielo, ruta,

camino honesto y claro hacia tu casa.

No sólo eres la novia celebrada,

eres más la mujer que lava platos,

el hombre que levanta los baúles

del tiempo preguntando por el mapa.

Belleza, no eres bella cuando mientes,

cuando te quedas adherida a los ilusos,

a los que nunca pueden ver que evolucionas,

que en las arrugas del anciano aún guardas tu tesoro

y que en la basura de los hombres algo

se esconde de tu luz y tu hermosura.

Belleza, no te niegues al espanto,

al bofetón que te dieron los tiranos,

no te digas apolítica ni atea,

ni menos inhumana, si te veo en cada gesto,

en cada batallón de soledades que alza el puño,

en cada soledad de batallones de vecinos,

si veo que me buscas no sólo para honrarme

con tu don, con tus regalos, con tu herida,

sino para pedirme que cantemos juntos,

que abramos las ventanas inexpertas,

que alcemos los lingotes liberados,

el oro del camino, que los vientos

por siempre han repartido a quien atiende.

Belleza, fuiste fría, fuiste fea,

cuando en una corona te ensalzaste,

en un juego de luces que no dura,

en un sólo titular de diarios apilados

y que nadie leyó, porque la guerra ya estallaba.

No tienes corazón cuando no sufres,

no tienes salvación cuando no mueres,

no eres sino vanidad cuando te envuelves

en el abrigo de tu sol y nos entierras en la nieve.

Vendrás conmigo, belleza, en bicicleta,

vendrás conmigo, belleza, a cortar uvas,

los pobres te verán hecha mendrugo,

los presos, libertad no sólo en sueños,

y el hombre y la mujer, amor del bueno,

del bello como tú, porque no sabes,

porque ya debes aprender, bella belleza,

que sin más corazón ya nada queda

de tu luz para nosotros, ni de nosotros

para seguir contigo, dando impulso,

dándole fuerza desde nuestras vida dura

a tu bello vacío, belleza, que te debes

a nuestro amor, a nuestra fe, a nuestra gracia

y a la recíproca nobleza que tejemos

en cada hijo tuyo, ajeno, de nosotros,

y concebido al fin de otra belleza, singular y pura,

y que nos enseña a amar, bella belleza ,

ya sin más que conquistarnos uno al otro y día a día.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

23 02 14