Murialdo Chicaiza

A MARÍA

  

Desde aquí, María

un exilio de espuma

bañado en sol

me ha dicho que te cante.

 

Con un pedazo cualquiera

de mi alma

escribiré la nostalgia

sobre esta espuma:

Los hombres hemos aprendido

a medir mil auroras

a soñar que soñamos.

María, hemos aprendido

a vestirnos

de recuerdos desnudos

que nuestro trigo es amargo

cuando no ha madurado.

 

Y ahora que te escribo

he pensado

en lo duro que son los átomos

del tiempo

-mas de ellos estamos formados-

en los caminos del mundo

que forman mil incógnitas

en las dianas al atardecer.


La noche del cielo

se ha encarnado en tus ojos

y el misterio es ovalado.

¡Mi grito es tan solo uno!

mi anhelo tiene tu nombre.

 

Por más recuerdos que beses

tus labios siempre serán niños

y aunque tú no lo creas

serás mi himnario de canciones lívidas

seré el pecado

que nunca cometiste

el rocío que no lloraste.

 

Si ves un ave viajera

aleteando en la distancia

di que me has visto.

Si siento que las horas

suspiran y gimen

que una flor ha muerto

sabré que has partido.