Gustavo Martinez Deschamps

LADERAS DEL VOLCÁN

Sobre los pies descalzos,

sobre un irónico sustrato entintado de sangre,

cosecharemos cimas en cada propio encuentro;

y esas cúspide donde nos besa el rayo,

donde nos acaricia el tiempo,

serán alzados los griales,

para otorgarnos un prefacio de amor eterno.

 

No basta con latir a fuego el corazón,

en auroras de presunción…

y en esas góndolas coronas que todo viaja.

 

No basta con el sufrir ennegrecido,

con imperar sobre los miedos,

o alfilerera al corazón en los estribos.

 

Lugar de negra augura… y todo es tan símil como fugarse a un sueño astral por las gritas de una cabina. Sería todo más feliz si aquí mi lado estuvieses concubina, pero no dudo sonreír, ni mucho menos maldecir a la infortuna vida que me premia y me margina. Porque no es fácil despertar sobre ateneos de mandíbulas, que entre caninos y molares trafican su propio marfil. Y aquí clavado en tierra como una estaca para la crucifixión, dando la espalda a todo infierno y con la mente más segura... ¡Es necesario morir!