Donaciano Bueno

Manual de instrucciones

¿Dónde está escrito?

¡Vive dios que en ningún lugar he visto yo que se haya escrito

cuando abro la boca lo que tengo que decir!

Ni siquiera he localizado un manuscrito

que antes de hablar

pautas me diera por si tengo que pensar.

 

¿Y cómo he de saber

si la boca abrir tengo cuando la pata no debo meter?

Pareceríame mal que algo tan simple y natural

a mi me resultara tan difícil.

 

¡Cómo impedir

que yo pueda intuir

donde introducir no debo las narices

y de este modo ir saludando al personal

sin necesidad de a mi paso ir creando cicatrices!

 

¿Y qué decir?

¿sobre el arte de amar qué he de decir?

o díganme donde me puedo yo informar,

-en el caso de que para el amor no esté proscrito-

para que este humilde pordiosero,

mendigo de amor y de afectos usurero,

aprenda cómo, cuándo y a quién debiera amar

con la seguridad de ser correspondido.

 

Y si un manual no existe

para que dejar de estar triste pueda yo les pido,

que nadie me tilde de anormal,

si es verdad que estoy capado de vivir.

Poco a poco andando,

caminando voy haciendo mi camino,

entre abrojos y arbustos dedicándome a soñar,

pues si este ingenuo se ha de equivocar

tener derecho reivindica a retornar por donde vino.

 

Y ¿quién le va a decir,

quién se arroga los derechos a impedir

que de la imaginación haga siempre lo que quiera?

Pues, aunque alguien me lo niegue, a mi manera

toda la figuración me pertenece.

Si es que así lo deseo para tirarme al mar,

sabiendo o no nadar,

incluso a sabiendas de que puedame ahogar

y si tu aún no has aprendido, pega un grito,

mándales a los sueños a soñar

encomendándote, si es tu decisión, al dios bendito.