JOSEBERNA100

EL RITMO DEL AMOR

 

Presentía el destino

pero lo desconocía,

en larga espera

nuestro encuentro presentía,

todos los días

acababan tan suspirantes

como el adiós en un andén

de dos amantes;

las noches aparecían

cargadas de sollozos

tristes y arreadas

por corceles perezosos.

 

Eran los espacios verdes

un largo vacío,

siempre desnudos

de tu sombra; amor mío,

todas las sendas

al sueño ingrato se abrían,

en el aire espeso

mis rimas desaparecían.

 

En mi ser había

dos orillas para un solo llanto,

una playa solitaria

para un solo canto,

donde siluetas de olas

con tanta inocencia

refrescaban el ansía

que tenía de tu presencia.

 

En la espera impaciente

que me agobiaba,

con vigilia de todos mis sentidos,

esperaba…

Reconocí el germen

del tiempo venidero

en el palpitar del sol

y la luna placentero.

cantos de luces doradas,

llenas de ilusión,

invadían los dominios

de mi amante corazón.

 

Lo más cercano a mi vida

eran figuras lejanas,

solitario y pensativo,

pasaban las semanas,

hasta que apareciste

como en un cuento de hadas,

con tus ojos tan lindos,

con tiernas miradas…

 

 

Reconocí en tus ojos

lo que siempre anhelé,

frente a mi he descubierto,

aparte de mi fe,

con flores adornado

con inmenso primor

el espacio encantado

donde reina el amor.

 

Nuestros seres,

sin apenas darnos cuenta,

se convirtieron

en la fuerza

que alienta el sentimiento

que reúne a nuestras vidas;

creando imágenes ensoñadas,

revividas,

dentro del paisaje

de dos almas solitarias,

que nos iluminan

con ondas incendiarias.

 

Junto al lago

de verdes lirios adornado,

sobre un lecho,

como nenúfar perfumado,

entregamos palabras,

suspiros, labios...

y en el espacio personal,

sin resabios,

los astros dieron forma

a nuestros deseos,

vinos selectos de ternura,

entre devaneos,

nos fueron servidos

por Afrodita hermosa

en la copa de amor

que custodia  la diosa.

 

Fuimos prisioneros

de un solo ensueño,

mi corazón cantaba

al sentirme tu dueño.

Descubrimos

en un instante inolvidable

el ritmo del amor

sublime e inexorable.

 

Y... ¿quién podrá alejarse

en el despertar?

Tu mirada traviesa

renueva el palpitar,

tus labios me llaman

sin decir nada,

mis deseos

arriban como llamarada…

 

 

José Bernardo Romero Núñez

         BERNA