Afelío

Habitual.

No se cansa nunca el mundo de girar oblicuo y en mismo sistema al sol, principio a fulgor y espera infinita de un tiempo mejor, siempre el mismo umbral de soledad para cada cual, siempre el mismo terror de la guerra aquí y allá, pasión centrifuga en un no pasa nada, es cierto, nada cambia es lo mismo cada mañana, montes de piedra en entraña, un corazón roto y su dueña lejana, díafana epístola a interna morada que inunde el otoño de flores y estelas, el terror que cusa un pequeño ruido estando a solas, si perdidas vuelan balas sin alas, tienes el infierno bajo tus suelas, la dicción de mi etopeya en el cancel de la merienda, frio entre hiel, pálido instaurado en su enmienda de hacer sufrir a todo aquel que se esconda, una dura mustra de las garras inmundas que van rasgando la integridad, Sor claridad no se debe ocultar el llanto en este estado de ruindad, por caridad la delta descongestiona el putrefacto litoral y en gesto de humildad los astros duermen su encantadora felicidad.

 

Para no hacerte más mal, para aguardar tu paroxismo interior.