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El maestro y el Amor.

El maestro volvía de una peregrinación con algunos discípulos y cuando llega al Ashram observa a un pequeño perro atado a un palo. Entonces decide preguntar a los discípulos que se habían quedado:

—Por qué está este perro atado?

—Querido maestro —explicó el discípulo—: Cuando os fuisteis, apareció este perro y al rato de jugar un poco se fue. Eso ocurrió por dos días más —venía y se iba. En el tercer día, como me gustaba jugar con él, lo até para que no se fuera. Es muy juguetón —concluyó el discípulo, inocentemente.

—Pues no parece que sea tan juguetón. Yo diría que está más bien triste, sino mírale a los ojos —dijo el maestro, señalando a los ojos del perro.

—Tú tampoco pareces estar feliz. —Puntualizó el maestro mirando a los ojos del discípulo.

—Es verdad, querido maestro, pero el perro tal vez se sienta abrumado al ver tanta gente —intentó justificar el discípulo.

—Tal vez sí, tal vez no —dijo el maestro, y al final propuso—: Podemos hacer una cosa: suéltalo y veremos lo que pasa.

Al soltar al perro, este empezó a saltar y juguetear alegremente, pero al cabo de un rato, se fue.

—Mira maestro, se ha ido! —dijo el discípulo desconsolado.

—No te preocupes —confortó el maestro al discípulo—, puede que mañana vuelva.

Y efectivamente el perro volvió, al día siguiente, tan juguetón como siempre.

Al observar, entonces, que la felicidad volvía a los ojos del perro y del discípulo, el maestro comenta:

—Queridos discípulos, cuando atas, agarras, o te aferras a algo, te estás dejando que ese algo te ate, agarre, o aferre a ti mismo. Hay una pérdida de libertad que genera un sufrimiento. Se crea un obstáculo al impedir el progreso del servir a todo por todos.

«Simplemente hazte la pregunta: Con mi actitud, estoy fortaleciendo o debilitando las almas, a fines de que puedan cumplir con su objetivo de servir a la vida?

«Eso ocurre con todo, con las amistades, con el amor, con las cosas o contigo mismo.

«Cuando dejas que todo se manifieste por sí mismo, todo ocurrirá en el orden natural, y aunque no sea de la forma que esperas, será de la forma que tu paz no se verá afectada, sin sufrimiento, sin expectativas, solo disfrutando el momento.