carlos zitro

A Beatriz

Desde temprana edad escubri el dulce placer, las delicias que un hombre recibe  de una mujer. Su nombre era Beatriz, una linda companera de quinto grado.  De pelo negro, ondulado, piel palida, con ojos grandes y azules  como un cielo despejado. Su bonita cara tenia pequitas en sus mejillas, tambien  en su naricita.  Tengo que admitir que de verdad ella me agradaba.  Su sonrisa iluminaba el firmamento.   Era  bonita, tal vez un  poco flaquita pero tenia un cuerpecito muy placentero y en mi sincera opinion, un divino trasero.

 

Un dia a la hora de recreo todos en la escuela hicimos una linea para la registracion de un evento.  En una mesa los  maestros anotaban los detalles de nuestra informacion.  Ella estaba delante de mi con, de espalda, las lindas manos sujetando su cara y los codos reposados en la mesa.  No se como ni porque ocurrio pero en un instante ella se hecho para atras y yo repentinamente me quede sin poder pensar, hablar o respirar. Al hecharze para atras ocurrio algo que me cambiaria la vida, perdiendo la inocencia de la infancia.  Mi organo varonil se puso entro las divinas mejillas de su trasero.  De inmediato mi miembro le agrado lo que sentia y presto mucha atencion llegando a un rigido endurecimiento .

 

A  pesar de mi placer me entro un sudor frio pensando que ella se iba a ofender y armarme un escandalo con todos presentes.  Para mi sorpresa su reaccion fue todo lo contrario a mis temores.

 

Ella todo lo sintio, pero no se movio o cambio de posicion. Solamente viro su hermosa cara, me miro con esos enormes ojos azules y me regalo su mas  bella sonrisa,   mostrando su sorpresa pero tambien su agrado y como si nada hubiera ocurrido, siguio hablando con el maestro en la mesa. Yo continuaba gozando pero tambien rezando.

 

Muchos años han pasado desde ese magico momento, cuando Beatriz me enseño las delicias de placer que un varon puede recibir de una mujer.  Ese momento cambio mi vida, deje de ser el inocenton, aquel niño que nada mas le interesaba leer, la musica y la pelota.   Las delicias y el placer que recibo de una mujer se lo tengo a ella que agredecer

 

Dedico estas cortas letras a esta preciosa niña. Beatriz. gracias por siempre.