Yo tan sátiro y tú tan puritana...
Me he dirigido a donde tú,
y cosa fortuita,
pero mi corazón latió.
Sinceramente,
esperaba una velada monótona;
¿ya sabes? Como si fueses,
cualquier otra mujer.
Pediste un café,
como caballero, pagué.
Tal vez cupido
bellaco guardaba,
sus mejores flechas.
Te diré que, tenía años,
sin recordar el amor.
Amor, ¿Hasta ahora me asechas?
¿Es enserio? ¿Ella?
Pero cupido con esas flechas,
de tí me enamoró.
¡Tantas mujeres!
¡Por Dios!
¿Qué tienes de especial?
No me esperaba ésto,
para mí, es irreal.
¡Oh! Desdicha tan dulce,
que con pericia despojas al hombre,
de arrogancias, aventuras y pasiones.
Indómito, ahora,
de mutables convicciones.
¡Qué va!
Todo hombre de mundo,
aprende a reconocer,
entre la mujer taimada y,
la que se da ha merecer.
Se torna entonces la voluntad,
endeble como neonato.
La experiencia lúdica sexual,
en amor puro y sensato.
¡¿Oh?! ¿Qué será de mí?
La fecha no está a mi favor,
bellos versos en casa de Eros,
de seguro, no causarán,
ninguna admiración.
Empero, la vida es cambiante,
y por coincidencia que parezca,
en éstas fechas, el dios del amor,
de tí, quiso enamorarme.
¿Qué más quisiera el león?
Aquel inicuo que repudió el amor.
Del individuo que creó acognocere,
es ahora asediado, por tu linda sonrisa,
y hermosos amaneceres.
Me halo el cabello,
raudo mi corazón,
transpiración desmesurada,
dientes rechinantes,
ansias de amarte,
incluso, ganas me sobran,
de un beso robarte.
¡Ay! ¡El lamento mudo de mis palabras!
¡Mi complejo de Úlises!
Plañidera mi alma,
en fárrago minucioso,
de vista cansada.
Opulencia menesterosa,
sí de ironías hablo,
más me asombra,
haberme enamorado,
que de lo primero estipulado.
Enigmática, así te bauticé,
inadmisible para mi experiencia,
tan sutil y complicada,
ante mis brazos caerás embelesada.
Por que he visto,
en aquellos ojos negros,
la mujer que por años,
es lo que necesito y quiero.
En el reflejo, de tus ojos azabache,
quiero estribar mi futuro,
con eso que llaman,
fruto de un amor sincero.
BLACK LYON