Arenita.

12 de Febrero

De aquí en lo que quede, mi alma guerrera,

quiere que tú sepas lo que yo te quería;

Estoy atrapada en las paredes del cuarto

y escucho las voces, doblarse como espigas.

 

Ah, niña, no se asemeja mi amor a nada que tengas,

Yo por ti, al nacer el sol, apostaré la vida,

y que al crudo momento, me encuentre yo con Dios,

lleve aquí en el corazón, tus ojos de estrelicia.

 

Quedará registrado en ésta hoja amarilla,

el brillo en la perdida cúspide de la gloria.

Adornada con sonetos y canciones viudas,

estarán siempre agudas, como aguja, en tu memoria.

 

Y si me pasa algo, a ti te dejo ésta libreta,

para que cuando el arcano tiempo, intervenga,

y se te llenen de preguntas, la boca y el alma,

busques en mis escritos, las dudas que tengas.

 

Quizá yo no te de ni mi alma, ni último hálito,

pero aquí en ésta tierra, te voy a dejar mi sangre,

y que de ella las semillas, se broten con la calma,

para que tus ojos negros, de noche me aguarden.

 

Niña, hoy ese cielo alto huele a victoria.

Aquí en mi alma ya he lijado las cadenas,

que nos están opacando el olor de la gloria,

y temblarán de miedo las faenas de guerra.

 

Haya donde haya sangre en el suelo,

lloraremos Venezuela ardiendo en la zarza,

y compartiremos el luto del bravo pueblo,

quien buscando libertad, hoy apostó su alma.