PETALOS DE NOCHE

SUICIDIO...



 

Soliloquio entre la vida y el alma...

Inflexión entre el autor y el hablante lírico... 

 

El dolor es una manifestación del alma, 
recorrer las calles avinagradas de sangre?

preocuparse del tiempo escondido en el reloj de pulsera,
tan dentro que agrieta las venas...
 

te he visto perseguida por la paranoia de estos días...
me ves sin verme, sonríes al viento, aparentemente estás feliz
mueves tus manos intentando volar...

agitas tus alas dibujadas en tus hojas arrugadas
de esas que apretaste con tus alaridos puntiagudos
sobre la faz de una lágrima desteñida
por la distancia de la lluvia... –oliste la esperanza entre dibujos-

dejaste tus narices extinguirse entre las cenizas...

difusa están las rayas quebradas de tu aliento...

un líquido invisible deshace los tintes sonoros de la soledad...

tus cabellos libres aprisionados por la exageración de tu mirada afilada...
entre el vértice de tus labios engarzados en el roquerio del diván de mis culpas...
a los ancestros de tus muertes poseídas por el blanco punzante de tus noches difusas
donde tus ojos de vidrio molido, diluián la expresión pálida de mis palabras...,

mis ojos se fumigaron con las estrellas fugaces

y no había un deseo que te sacará del recinto donde miras tus dibujos
acallarse entre las cápsulas que se entierran entre el aliento
que desnudaste de tu garganta,


-pies en el aire-

una rosa sin pétalos...,

la distancia del abismo con el suelo...,

la oscuridad sobre el nudo de la vida...,

se asfixian las razones para volar...,

mis alas se caen a pedazos..., marchita es la libertad

Se estremecen las consonantes...

El verbo hecho carne recae en una subjetividad de libros viejos...

Acarrearía lo mitos de un ángel sosteniendo el cuerpo muerto de un ángel hecho niño…

... no hay adjetivo que denote mi tristeza
como también no hay sustantivo que connote mi alevosía con mi pérdida...


Te miró a los ojos, sin mirarte en tu mirada perdida...,

en la oscuridad de una noche encerrada en el cuarto de tus recuerdos,
deseo perder la razón- 

y lamentablemente te encuentro dibujando los detalles de la melancolía 
que agrava mis accidentes 
a difuminarte un sueño estigmatizado 
en la realidad falsa que suelo caminar 
sobre el puente imaginario de tu espalda...

acaso no te has dado cuenta que tan lejos estamos hermana...,

tu ahogada en una cápsula

y yo sacándole 
el envoltorio a la cápsula, desnudándola, desgarrándome la piel, 
exfoliando mis huesos del oxido doliente del ocaso, el tiempo pasa-

para tomarte “hermana” la cápsula entre mi decisión del mañana
y tragármela con muchas lágrimas...,

hasta sentir el fondo..., sin tocar los pies en el suelo...,

sentirme volar aunque sea solamente un sueño…,

y tú..., hermana perdiéndote en el abismo 
de mis más tétricos encuentros 
con un ángel cumpliendo 
el milagro de los muertos…