Como a la naranja, divides mi cama,
Entonces, me visto herido de aurora,
Y descuelgo el sigilo sobre tus madrigales.
Me hundo prematuro, hasta tu paladar ácido,
Donde mis labios te resucitan,
Y descubren un panal de abejas malnutridas.
Como de la naranja a sus espinas.
Yo el perfume de sus flores vírgenes
Y de mi ombligo un hormiguero azaroso
De mis dedos, una hiedra sedienta de muros blancos.
Un leve rubor, de azahares vencidos sobre tu cuerpo